21.10.12

13.10.12




Lo cierto es que ya no recuerdo el rostro de Naoko. Conservo un decorado sin personajes. Aunque, si me tomo el tiempo suficiente, puedo revivir su imagen. Sus manos pequeñas y frías, su pelo liso, tan bonito y agradable al tacto; los lóbulos de sus orejas, suaves y carnosas, y el lunar que tenía debajo; el elegante abrigo de piel de camello que solía llevar en invierno; su costumbre de mirar fijamente a los ojos cuando hacía una pregunta; el ligero temblor que, por una razón u otra, vibraba en su voz. Al sobreponer estas imágenes, su rostro emerge de repente. Primero se dibuja su perfil. Tal vez porque Naoko y yo solíamos andar el uno al lado del otro. Por eso el perfil es lo que primero emerge en mi recuerdo. Después, ella se vuelve hacia mí, me sonríe, ladea la cabeza, me habla y me mira fijamente a los ojos. Tal vez esperaba ver en ellos el rastro de un pececillo que cruzaba, veloz como una centella, el fondo de un manantial de aguas cristalinas.   


Algún día yo también encontraré a alguien que me describa así, y solo entonces sabré que es para mí.


7.10.12




"Tras cruzar el umbral de la habitación, me desnudé y entré en la bañera. Sumergido en el agua, bebí cerveza como si pretendiera ahogar las penas. Ella también se metió dentro de la bañera y, tendidos en el agua, tomamos cerveza en silencio. Por más que bebiéramos, el alcohol no se nos subía a la cabeza y no teníamos sueño. Su piel era blanca y suave, y sus piernas, bonitas. Contestó con un gruñido a mi cumplido. 
Sin embargo, una vez en la cama pareció transformarse en otra persona. Sensible a mis caricias, se retorcía, gritaba. Cuando la penetré, me clavó las uñas en la espalda y, al acercarse el orgasmo, pronunció dieciséis veces el nombre de otro hombre. Lo sé porque las estuve contando para retrasar la eyaculación. Nos quedamos dormidos. "



2.10.12


















Algunas imágenes de este verano.