7.10.12




"Tras cruzar el umbral de la habitación, me desnudé y entré en la bañera. Sumergido en el agua, bebí cerveza como si pretendiera ahogar las penas. Ella también se metió dentro de la bañera y, tendidos en el agua, tomamos cerveza en silencio. Por más que bebiéramos, el alcohol no se nos subía a la cabeza y no teníamos sueño. Su piel era blanca y suave, y sus piernas, bonitas. Contestó con un gruñido a mi cumplido. 
Sin embargo, una vez en la cama pareció transformarse en otra persona. Sensible a mis caricias, se retorcía, gritaba. Cuando la penetré, me clavó las uñas en la espalda y, al acercarse el orgasmo, pronunció dieciséis veces el nombre de otro hombre. Lo sé porque las estuve contando para retrasar la eyaculación. Nos quedamos dormidos. "