24.7.12




Yo soy capaz de apreciar la belleza en unas lentes de contacto desechables. Te dan la vida en un momento dado, son tu guía, tu bastón, sin ellas no ves. Luego hay una noche que llegas a casa y te las quitas, y las abandonas sobre la repisa del lavabo, dejándolas secar toda la noche, poco a poco arrugándose y endureciéndose como los rasgos de una anciana, quedando inútiles e inservibles. Pero despiertas y las ves ahí, tan marchitas, y decides ponerlas en agua, y descubres que aquello que parecía un simple desecho ya va cobrando vida de nuevo, van desapareciendo sus acentuadas arrugas, van cediendo y recuperando el esplendor de una vida joven hasta quedar intactas, renacidas.