29.10.13




En una jaula de oro tenía Kamala un extraño pajarito cantor. Con él soñó Siddhartha. El ave, que normalmente cantaba de madrugada, había enmudecido. Y como este silencio le llamaba la atención, se acercó a la jaula y miró en su interior: el pajarito, rígido, yacía muerto en el suelo. Lo sacó, sopesándolo un instante en su mano, y lo arrojó finalmente a la calle; y en ese mismo instante fue presa de un gran pánico y le dolió el corazón, como si con la avecilla muerta hubiera arrojado también fuera de sí cuanto le resultaba más querido y valioso en esta vida.