Indolente, insensible, indiferente, INVIERNO.
Tu me solías gustar
Cuando me dabas tu calor bajo las sábanas
y jugábamos entre ellas escuchando el viento golpeando mi ventana.
No es que fueses mi devoción, pero sabes que llegué a pillarte el gusto
y ahora te vas,
y vuelves a ser frío.
Y no eres tan indolente, porque me dueles
y no eres tan insensible, porque te siento, tan glacial
y de indiferente, nada,
eso es sólo lo que yo me quiero creer.
Estas navidades me halagarás,
con ese halo invisible
sin sentimiento alguno
como un rostro sin sonrisa ni tristeza.
Impasible,
me atravesarás y te marcharás
pero no muy lejos, de forma que no podrás deleitarme
pero tampoco podré olvidarte.